"El tiempo es la sustancia de que estoy hecho. El tiempo es un río que me arrastra, pero yo soy el río; es un tigre que me destroza, pero yo soy ese tigre; es un fuego que me consume, pero yo soy ese fuego"

~ Jorge Luis Borges


por CARLOS ROJAS OSORIO

Babette Babich, Nietzsche's Philosophy of Science, (University State of New York, l994).

Esta obra está dedicada a darnos una perspectiva de la filosofía de la ciencia tal como Nietzsche la aborda en sus obras. De entrada puede parecer sorprendente esta temática; no obstante, el autor mostrará claramente la perpsectiva dentro de la cual Nietzsche ubica la ciencia moderna, sus críticas siempre radicales, sus intuiciones fragmentarias e incluso su propuesta. El lema que define toda la obra es bien claro y el autor vuelve una y otra vez sobre el mismo: "La ciencia desde la óptica del arte y el arte desde la óptica de la vida." En cierto modo puede decirse que todo el libro es una explicitación de este lema.

El primer capítulo lo dedica el autor a clarificar la cuestión del estilo de Nietzsche, pues sin ello no puede entenderse justamente su pensamiento. El estilo de Nietzsche es retórico, metafórico, audeconstructivo; utiliza frecuentemente un doble juego. Nietzsche expone su propia posición en confrontación con la tradición.

El segundo capítulo está dedicado a elucidar la idea nietzscheana de la ciencia como interpretación. Nietzsche toma en consideración las ciencias humanas pero también las ciencias físicas. El punto de partida es que no hay hechos brutos sino interpretaciones. Pero Nietzsche cae en una contradicción aunque es consciente de que cae ella. La conciencia nietzscheana de sus propias contradicciones anticipa la tesis deconstruccionista de Derrida. Se trata de una retórica que no es asertórica (tética) sino confrontacional.

Nietzsche recalca, pues, el punto opuesto a los positivistas. Estos afirman que lo importante son los hechos. Babich subraya que la idea de que todo es interpretación no se sigue que todas las interpretaciones sea lo mismo y ni siquiera que son equivalentes. Hay interpretaciones mejores. Justo aquellas que promueven la vida. Que no haya una interpretación correcta no significa que no haya falsas interpretaciones. La autocontradicción de Nietzsche es una "disonante armonía". También en la música la disonancia llega a ser armonía.

La posición de Nietzsche sobre la ciencia se relaciona con las leyes naturales. Su principal crítica es que la forma como los científicos han pensado las leyes naturales sigue la misma tendencia de la modernidad, es decir, la tendencia a nivelarlo todo, a reducirlo todo a un común denominador. Relaciona esta tendencia legaliforme con la moderna política democrática. Para Nietzsche la ley es interpretación, no texto. Por lo mismo las leyes no expresan necesidades de la naturaleza, sino nuestras propias proyecciones. Una interpretación fundada en una política democrática. Lo físico viene a ser expresado dentro de nuestros intereses culturales y hasta políticos. Lo real es un juego de fuerzas indiferente a lo que el ser humano proyecta en sus particulares perspectivas. La física es interpretación acorde con nuestros propios requerimientos. La voluntad de poder no sólo es afectada por otros centros de fuerza sino por el universo entero. Nuestro esfuerzo de participación en el conocimiento de este mundo tiene éxito porque nosotros mismos participamos.

Lo contrario de una lectura del mundo desde las leyes naturales es la interpretación desde la voluntad de poder. No hay leyes de la naturaleza puesto que toda fuerza ejerce todo su poder en cada momento. La necesidad no resulta de la mera obediencia a la naturaleza sino de la voluntad de poder. No hay leyes, ni obediencia, tan sólo necesidad. La idea de ley natural se contrasta con la de una necesidad natural.
El autor distingue entre perspectivismo y perpectivalismo. El perspectivismo está consciente de la exigencia de perspectiva y en ello difiere del perspectivalismo. El reclamo por los "hechos" es también una interpretación. El autor insiste que en el pensamiento de Nietzsche no se trata de un relativismo, en realidad es contrario al relativismo. (Observación que también se encuentra en Gilles Deleuze).
La ciencia es interpretación del mundo. El relativismo defiende todavía la idea de la razón como un ideal científico. Esto es contrario al perspectivalismo de Nietzsche. Según Alvin Mittasche este perspectivalismo tiene su fuente en Leibniz y Kant. El relativismo hace equivalentes todas las perspectivas. Iguala todas las perspectivas pero al mismo tiempo presupone un absoluto, justo el punto de apoyo arquimediano desde el cual se visualiza lo real.

Decir que todo es interpretación es autorreferencial. Para Nietzsche el mundo permite infinitas interpretaciones. El perspectivalismo es distintivo de una élite, de una jerarquía y esto hace que sea distinto del relativismo.

Nietzsche se opone al dominio puramente reactivo de la ciencia. La ciencia es la última expresión del nihilismo occidental. Muchos le niegan a Nietzsche toda competencia científica o que no tenía ningún interés por la ciencia. Para pensar la ciencia filosóficamente debemos ser críticos con respecto a la filosofía aceptada y con respecto a la ciencia misma. Babich rechaza la periodización que normalmente se hace de la filosofía de Nietzsche.

Babich rechaza que pueda tildarse a Nietzsche de biologista o incluso de naturalista. Está de acuerdo con Müller Lanteris acerca de la relavancia de Nietzsche para la problemática científica de hoy. También se muestra de acuerdo con Abel Rey en que Nietzsche estaba bien relacionado con las ciencias biológicas y químicas de su época. Dedicó diez años de su vida al estudio de las ciencias naturales .
Para Nietzsche el mundo es apariencia. La afinidad entre el sujeto cognoscente y el objeto conocido es pura fe. Nuestros órganos de conocimiento son útiles para la vida, no para la verdad. La perspectiva está basada siempre en experiencias seleccionadas. Nuestro afán de encontrar regularidades en la Naturaleza solo está garantizada más que por la costumbre como bien mostró Hume. La verdad es una clase de error y el conocimiento una ficcionalización del mundo. Las leyes de la naturaleza son construcciones fantásticas; meras apariencias. El conocimiento tiene su condición más íntima en la necesidad de dar un significado estético a la existencia.

La ciencia y el conocimiento práctico niegan la complejidad de lo real, que es caos, devenir. Esta ambigüedad de lo real es negada a favor de una categorización racional.

Lo que hay es un interés práctico. Un mundo regulado por las leyes científicas es mucho menos problemático que un mundo del caos. Nietzsche entiende la ilusión científica por la verdad como una manifestación de la voluntad de dominio (explotación, apropiación). Mejor que fenomenalista Nietzsche puede ser calificado de hiperrealista.

Como interpretación la ciencia no explica sino que está condenada a meramente describir o construir. La filosofía de la ciencia de Nietzsche se mueve más allá de la ciencia, en el arte y la vida. No hay una verdad como tal, sino muchas verdades.

Con respecto a la lógica, Nietzsche puede ser calificado como anti-lógico. A la lógica lo que le interesa es la conservación de la verdad. A Nietzsche le interesa la ambigüedad, la multiplicidad de la comprensión humana de la naturaleza. En Nietzche hay más bien una anti-epistemología. Contrario a la presuposición de regularidad, las cosas no obedecen reglas, no hay cosas sino ficciones inventadas por nosotros. No hay leyes. Todo poder se ejerce en cada momento hasta sus últimas consecuencias. No existe el mundo en sí mismo. El mundo es puramente relacional, presenta distintos aspectos bajo diferentes condiciones. Desde cada punto el mundo es esencialmente diferente. Estas condiciones son las que pueden determinar nuestro conocimiento. La lógica es aplicable bajo condiciones de dominación. La ciencia es antiestética.

El hiperrrealismo constituye un perspectivalismo, una afirmación de la multiplicidad y de lo concreto, y una mayor atención al detalle. Nietzsche da importancia a lo marginal, a lo heterogéneo. El perspectivalismo ofrece bases para interpretar la lógica más allá de la dicotomía de afirmación y negación. El perspectivalismo promueve diferentes descripciones de estados naturales. Hay múltiples realidades dentro de lo real. Son nuestras necesidades las que interpretan el mundo.

La ciencia moderna es manifestación de una voluntad reactiva, manifestación del ideal ascético. La ciencia es nihilista. Está organizada contra la vida, contra la ambigüedad y contra el cambio. La ciencia perpetúa el idea ascético de la religión pero con otros medios. A pesar de la necesidad de la ciencia para la conservación, la ciencia está animada de un espíritu nihilista. La ciencia es decadencia de nuestro conocimiento. Nuestros aparatos de abstracción son simplificadores. La ciencia transforma la Naturaleza en concepto para su mejor dominio. En este sentido Nietzsche hace retrotraer el origen de la ciencia a la magia y a la alquimia. Pero la evolución de la ciencia es ambivalente. Las necesidades tecnológicas la encadenan a la decadencia. Pero Nietzsche no excluye la posibilidad de una ciencia bajo la óptica de la vida y del arte. A Nietzsche le interesa subrayar esta ambivalencia de progreso científico. Para el perspectivalismo todo conocimiento es creencia, pero hay una diferencia entre creencia y decadencia nihilista y creencia estética y estimulante.

La práctica de autoperpetuación es el secreto de la ciencia. Lessing dijo que para la ciencia es más importante la búsqueda de la verdad más que la verdad misma. La máquina de la ciencia como máquina de movimiento perpetuo. la diferencia abismal entre el arte y la ciencia no puede ser mantenida. Usamos la ciencia como poder activo y productivo o meramente como fuerza reactiva.

Las leyes matemáticas suponen que los objetos son idénticos pero en la naturaleza no hay objetos idénticos. La ciencia es una forma de humanizar las cosas. Con ella aprendemos más de nosotros mismos que de las cosas. La ciencia es el dominio de la naturaleza con propósitos humanos.

La silogística y la dialéctica son actitudes reactivas. La ciencia se mueve dentro del espíritu del resentimiento, es decir, de los valores morales. La tecnología sirve a lo banal, Banausía, lo mecánico, lo violento, lo brutal. El éxito de la ciencia está en su simplificación lógica del caos. El ascetismo científico es una continuación del ascetismo religioso. Una cultura mediocre es una cultura enferma. El ideal ascético es un artificio para la preservación de la vida. Nietzsche establece una continuidad entre el espíritu religioso y el científico. La ciencia niega esa continuidad y se presenta como pensamiento libre frente a los siglos de tiranía religiosa. Lo que hace la ciencia es presentar su interpretación como diferente de la religiosa cuando en realidad la suya es también una revuelta de los esclavos de la moralidad.

La práctica de la ciencia responde a una especie de estoica apathia.

Pero la ciencia puede ser pensada estéticamente. Nietzsche subraya el aspecto constructivo, interpretativo de la investigación científica. El conocimiento humano es una expresión de la voluntad de poder. Participa en el caos individual de la construcción del mundo como interpretación. El perspectivalismo deconstruye la posición privilegiada del conocer meramente espectador.

Las leyes son interpretación, no texto. Las ficciones o verdades de la ciencia no son más que expresiones de la voluntad de poder.

La naturaleza es caos. El caos expresa el perpetuo carácter deviniente del mundo. Cada perspectiva provee un mundo interpretado. El problema de la ciencia debe ser visto desde la perspectiva filosófica. Es a la luz de la filosofía como la ciencia debe ser pensada como arte y vida. Nietzsche propone el arte como afirmación en lugar del optimismo de la ciencia. El artista creador es entendido en términos de necesidad afirmativa pero también como "amor fati", un mundo constreñido por fuerzas en el que un niño juega con guijarros que construye y destruye una y otra vez.

Nietzsche destaca la genealogía de la creación. La creación se enraiza en la necesidad de acrecentamiento de poder. La actividad creativa es el abandono del artista a su propio placer. La estética es afirmativa y creativa.

Un universo no uniforme es esencial a la teoría de la voluntad de poder. La repetición cíclica meramente mecánica es incompatible con la voluntad de poder. Babich considera que se suele olvidar las referencias científicas de Nietzsche en relación al eterno retorno. Heidegger interpreta el eterno retorno como dominación técnica del mundo, pero no distingue entre la voluntad de poder meramente reactiva y la voluntad de poder activa. Para Babich lo que significa el eterno retorno es la percepción de la existencia como justificable sólo estéticamente. Es decir, afirmación, eterno decir sí. Pero esta afirmación es esencialmente trágica. Según Babich el eterno retorno no es una doctrina enseñable ni comunicable, es una doctrina esotérica de Nietzsche. Una incitación para una élite filosófica. La oposición entre lo lineal y lo circular es la oposición entre el pasado y el futuro. Heidegger sugiere que el eterno retorno es intemporal y ahistórico. También, según Heidegger, el caos es una expresión para caracterizar el mundo como voluntad de poder y como eterno retorno. Caos/cosmos es la alternativa que Nietzsche ofrece frente a otra oposición arjé ologos. Con el término cosmos Nietzsche retoma el aspecto estético. Deleuze señala que para Nietzsche el azar se da en un solo golpe, a la vez.

La ciencia trabaja con ilusiones "Lo real es un caos sin ninguna consideración con la exigencia humana".

Me hubiera gustado una discusión sobre el concepto de "fuerza" y energía que Nietzsche tomó, en parte, del energetismo de Boscovich. Este aspecto es importante, pues nos mostraría mejor la conexión de Nietzsche con la física de su tiempo.

(2 de junio de 1997)

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